LA VIDA ES BUCEAR

En mi lista de actividades para realizar en la isla tenía una central, podría negociar cualquier cosa menos eso, por lo menos eso pensaba cuando había organizado tal lista. Bucear, siempre lo había soñado, que delicia  pensaba entonces cuando veía los documentales de Discovery me parecía lo máximo .  Pasaron varios días y el tema se iba diluyendo cuando mi compañero dijo tenemos que hacerlo, entonces lo programamos para el día siguiente, ese mismo día acompañamos a lo lejos al grupo que haría la inmersión, escuchamos al profesor  atentamente sobre como respirar en la preparación  previa, en la piscina, inclusive nadamos cerca al grupo en el mar para observar  y escuchar atentos, tener cierta información  para nuestra inmersión al día siguiente, continuaba disfrutando con la idea de lograrlo como nunca antes.

Día siguiente, debíamos estar a las 8:45 a.m. … despertamos a las 8:00 a.m. sin mucha energía, sin embargo el plan ya estaba pago…  alistarnos para la actividad tomo tiempo largo, un café y sándwich improvisado de pan y queso basto para iniciar la labor. Llenar la lista de «no» sobre las posibles enfermedades que harían que no lográramos vivir la experiencia, tomo más tiempo, recuerdo que leí una línea  que preguntaba si sufría de «claustrofobia» y pensé en un par de acontecimientos de mi vida en dónde había sentido quedarme sin aire en espacios cerrados, incluyendo una vez en  un alimentador del  Transmileno – transporte público  Bogotano – o cuando mi madre de castigo me dejaba en espacios cerrados por largas horas, o la sumergidas a la alberca por no hacer caso cuando era niña … en fin fue un pequeño flash de imágenes que  rápidamente  elimine por la tan anhelada idea de bucear.

Todo  seguía su rumbo, el equipo pesaba mucho más de lo que la mente alcanza a dimensionar,  pero yo era fuerte, llegamos a la piscina de entrenamiento, pero allí empece a percibir que algo no andaba bien, cuando me sumergía podía respirar por la boca cómo nos lo enseñaron pero empece a sentir la necesidad de salir rápido del agua … llovía y mi cuerpo empezó a angustiarse, no era un día soleado como los anteriores. Cuando me lanzaron al mar mi cabeza alcanzó a golpearse  y mi  cuerpo  entró en estrés total. Nos separaron, el grupo de hombres y el grupo de mujeres, yo veía  a lo lejos a mi compañero, lo llame para decirle que no me sentía lista pero el me dijo para animarme que «yo era inteligente  y que iba a saber como superarlo» … En ese momento dije seré la última en hacerlo …  habían tres compañeras que se había devuelto porque no soportaban el dolor de odios , los instructores hicieron el último llamado, lo intente pero vi al fondo  a todas esas  personas en una fila y vino a mi cabeza la idea de que los iban  a fusilar  a todos… solo lloraba y lloraba … era una situación incontrolable .. esa maravillosa idea de bucear se había diluido, ahora era la peor de todas las  situaciones de mi vida … no sabía que me pasaba, el choque era total … lloraba desconsolada como una niña chiquita.

Faltaban dos mujeres más por bajar, nos tomamos de las manos y mientras yo lloraba como en un funeral, ellas me decían que tranquila, que abajo estaban nuestros compañeros esperándonos, entonces  dije: «Yo no lo voy a lograr». Así son muchos de los momentos de nuestras vidas nos rendimos sin a veces ni siquiera intentarlo. Había  pasado tanto tiempo de espera que hasta la persona que estaba en el fondo  del mar esperándome ya había perdido la fe de que bajara,  los instructores nos regañaban porque las personas perdían aire por nuestra culpa.

No me pregunten cómo, pero el instructor me hablo, no se que dijo, cerré los ojos, empece a respirar por la boca como me enseñaron, mis  oídos retumbaban,  el me preguntaba que si estaba bien pero yo era incapaz de responder, solo sabia que había alguien abajo que me esperaba, tenia que lograrlo solo tenia que llegar….los odios retumbaron como nunca, pero no me importo, a veces no sabemos de que estamos hechos, no sabemos de que somos capaces pero lo que es cierto es que la mente debe estar preparada para que cuando  te enfrentes a los retos de la vida simplemente lo hagas.  Había logrado pasar el umbral, cuando llegue a su lado sólo agarre su mano y empecé a disfrutar la maravilla de bucear.  Mis aletas se movían con libertad, ver los corales y los peces, sin sentir nada más que felicidad.

Por eso la vida es bucear, porque no sabes a qué te vas a enfrentar, no sabes que lo que tanto anhelas tiene un sacrificio, el sacrificio de pasar el umbral,  de enfrentarte a los miedos más profundos que te paralizan y no te dejan avanzar, pero luego de enfrentarlos puedes  disfrutar la experiencia, vivir la completa felicidad  sabiendo que lo has podido lograr.

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«Gracias amor, por  estar ahí para mi. Ya sabes que iré  por ti hasta la profundidad del mar.»

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